2. La guía para la fama y la fortuna de Stephen Montague
Steve ha sido jurado en muchos certámenes, programado festivales y ha consumido como él mismo lo recomienda todo lo que hay que ofrecer.
Hablando de música en general él comentaba que la mayoría de los festivales tienen piezas C (average, o como dicen algunos chilangos: osea equis), algunas D (memorables por ser muy malas).
A partir de la C son los pequeños detalles los que van haciendo que una obra escale pasos en la escala de Steve hasta convertirse en obra maestra.
La pregunta es ¿qué esperamos oír como compositores en general, como estudiantes, como compositores maduros o como Stephen Montague?
Me referiré a mi obra y los comentarios que recibí como un punto de partido de este análisis:
1. Compositores que exaltaron las combinaciones tímbricas:
El maestro López López me pidió mayor detalle y especificidad al escucharla en el ensayo, una vez que se presentó en el concierto (ya con un vestuario y un mayor rigor expresivo en las cantantes) me felicitó, me dijo que le había parecido muy diferente.
Carlos Iturralde me recomendó un mayor contraste formal, una mayor variedad de las combinaciones tímbricas (es decir ya no separar tan tajantemente el ruido de las notas).
2.
Stephen Montague me felicitó porque le pareció un buen trabajo para alguien tan jóven aunque le dio una C. No recordaba la obra más que el vestuario.
3.
Otros compositores sólo dijeron que estaba bien y algunos como Alejandro Viñao no me felicitaron.
4.
Varias personas del público me dijeron que les había hecho sentir emociones. Mi hermano me dijo que había sido la única pieza que le causó emociones.
La cuestión es la siguiente:
El timbre, el detalle (incluyendo un trabajo de fraseo por ejemplo) y la variedad formal son parte del paradigma interior al gremio composicional.
Este paradigma tiene como modelo la "obra maestra": el A+ de Steve
Los factores "externos" a la música como el vestuario, la forma y un gran número de metatextos forman parte de un paradigma plástico, lingüístico, antropológico, sociológico, teatral, narrativo o poético con el que pocos músicos, en realidad, se vinculan (como oyentes).
La expresión es una expectativa del público no-informado que al no contar con criterios evaluativos propios de el paradigma composicional se sumerge en una interpretación personal, más subjetiva y rica (dependiendo del detalle, la concentración y el esfuerzo que ponga en apreciar la obra).
Mi respuesta tentativa a lo que esperamos escuchar como compositores es lo siguiente:
1. Una obra lo suficientemente detallada para mantener nuestra atención. Esto implica contraste, sorpresas y congruencia.
2. Una obra "informada": es decir que pueda ser analizada desde los paradigmas y valores imperantes (en cualquier disciplina e ideología pero principalmente en la música contemporánea ¿de europa central?)
La pregunta que surge es ¿para quién componemos? Muchos festivales son dirigidos por compositores ¿qué es lo que seduce al público general según su grado de cultura y sus expectativas?
Yo no diría que es lo simple, lo rítmico o lo diferente. Yo diría que es lo que le causa emociones y sensaciones que antes no imaginaron.
El compositor entonces no está en una encrucijada entre el arte puro y lo popular o algo parecido.
El dilema del compositor actual, pienso, es cómo hacer algo significativo para los compositores (informado y detallado) y que a la vez logre provocar emociones y sensaciones.
3. La respuesta
Así que si el compositor Latinoamericano va a "salvar" a la música contemporánea de la gula, la indigestión, la bulimia y otros desórdenes digestivo-musicales lo primero que debe preguntarse es cómo puedo generar emociones y sensaciones más intensas en el expectador.
Responder primero a esta pregunta y sin dejar informarse generar las herramientas y procesos que permitan estas emociones y sensaciones intensivas.
¿Es esto verdaderamente una salvación? Esto puede diluir las fronteras conocidas de la música contemporánea, culta, clásica, etc... ¿haremos entonces una música latinoamericana, una música, una expresión latinoamericana?
Esta solución, como toda redención, implica un sacrificio: latinoamérica genera lo "nuevo", la "otra" expresividad para sí misma, para su localidad y entonces permite que europa la devore, la digiera, la vomite, la excrete.
La otra solución sencilla y que no podrá darse del todo es que los que quieren participar de Europa no odien a los que viven bien sin ella, en la indiferencia total y en la localidad total (aunque ella sea igual a retraso desde un ojo externo, desde el interno podrá ser igual a expresión y a comunión).
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